Y si un día hay que ponerse a tope, pues nos ponemos.
Muchos de nosotros ya destilamos cierto aire vikingo a diario, barbas, peinados, broches, tatuajes, brazaletes, collares, anillos… pero en ocasiones, también podemos aprovechar y llevarlo a un extremo.
Seleccionamos disfraces y accesorios, como espadas, hachas y escudos, que cumplen bien con su requisito, parecer muy de los pueblos nórdicos (exceptuando los cuernos, qué le vamos a hacer) e ir armado hasta los dientes.
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